Para que los alimentos nos proporcionen la energía y nutrientes necesarios, se requiere de un proceso mediante el cual el organismo los transforma para poder ser utilizados. Este proceso se denomina digestión y permite que los alimentos se descompongan en nutrientes para ser absorbidos, es decir, pasar del aparato digestivo a la sangre y ser transportados hasta las células donde se precisan.
En este artículo vamos a intentar conocer un poco más sobre el proceso de la digestión, su duración, sus tipos, sus diferentes etapas y los principales síntomas de las malas digestiones.
Proceso de la digestión
Como ya hemos mencionado, la digestión es un proceso complejo que realiza nuestro organismo mediante el cual los alimentos se descomponen en nutrientes, que serán absorbidos y utilizados con funciones energéticas, estructurales y/o reguladoras.
Para ello, los alimentos pueden sufrir diversos cambios físicos y químicos que comienzan en la boca. Aquí el alimento se mezcla con la saliva que contiene enzimas digestivas y se descompone mecánicamente debido a la masticación, que facilitará el proceso de deglución de la boca al estómago, a través del esófago. De esta forma, obtenemos lo que se denomina bolo, que sería el resultado del alimento triturado y mezclado con la saliva.
Una vez que el bolo llega a la entrada del estómago, se encuentra con el esfínter esofágico, el cual al relajarse permite su entrada al estómago. Es aquí donde se mezcla con jugos gástricos y ácido clorhídrico que continúan descomponiendo aún más los alimentos, obteniéndose lo que se identifica como quimo. El tiempo que puede permanecer en el estómago depende de diferentes factores como la composición del alimento, ya que aquellos alimentos con alto contenido graso pueden requerir de una mayor cantidad de tiempo.
Posteriormente, el estómago vacía lentamente el quimo en el intestino delgado, donde se mezcla con jugos gástricos y ácido clorhídrico que ayudan a transformar los nutrientes en formas más simples.
La mayor parte de los procesos de digestión y absorción se producen en el intestino delgado, aunque aquellas sustancias que no han sido digeridas alcanzarán el intestino grueso donde serán fermentadas por la flora intestinal. Es aquí donde los desechos se almacenan en forma de heces que serán excretadas a través del ano durante la defecación.
Los nutrientes, que son absorbidos mayoritariamente en el intestino delgado, pasarán al torrente sanguíneo para ser transportados a todas las células del cuerpo para su utilización.
¿Cuánto dura la digestión?
El tiempo que dura el proceso de digestión depende tanto de factores individuales como del alimento consumido. Es decir, la edad, la musculatura del aparato digestivo, las enzimas segregadas por el organismo, la composición del alimento o la cantidad ingerida harán que el proceso de digestión dure más o dure menos.
El bolo alcanza de manera bastante rápida el estómago, sin embargo, su vaciado se produce lentamente, requiriendo para ello una media de entre dos y cinco horas.
De forma aproximada, los alimentos tardan entre seis y ocho horas en pasar por el estómago y el intestino delgado, pero es el intestino grueso el que requiere de una cantidad mayor de tiempo para realizar sus funciones. De hecho, el proceso completo desde que se consumen alimentos hasta que se eliminan los desechos requiere de varios días.
Tipos de digestiones
Como parte del proceso global de la digestión, podemos diferenciar entre la digestión mecánica y la digestión química. Ambos procesos actúan complementariamente descomponiendo los alimentos en nutrientes que puedan ser absorbidos y utilizados por nuestro organismo.
Digestión Mecánica
La digestión mecánica incluye la descomposición física de los alimentos en partículas más pequeñas y el movimiento del alimento a través del tubo digestivo. Este tipo de digestión comienza en la boca gracias al proceso de masticación y a que la lengua y los músculos de la boca ayudan a mezclar los alimentos con la saliva, facilitando la deglución.
Es entonces cuando el bolo se mueve a través del esófago gracias a movimientos peristálticos. Estos movimientos consisten en que el músculo que está detrás del alimento se contrae para empujarlo hacia adelante, mientras que el músculo que está delante se relaja para permitir que el alimento siga avanzando.
Una vez que el bolo llega al estómago, la acción de los músculos del estómago ayuda a mezclar y triturar aún más los alimentos, formando el quimo.
Finalmente, el quimo pasa al intestino delgado donde se completa la digestión mecánica mediante la acción de movimientos peristálticos.
Digestión Química
La digestión química descompone los alimentos en nutrientes gracias a la acción de enzimas y otros compuestos químicos. Este tipo de digestión comienza en la boca ya que la saliva contiene enzimas como la amilasa salival, encargada de descomponer químicamente los carbohidratos en azúcares más simples.
En el estómago, los alimentos son expuestos al ácido clorhídrico y a enzimas gástricas, como la pepsina, que comienza la digestión de las proteínas. Además, el ácido clorhídrico crea un ambiente ácido que facilita la acción de las enzimas y ayuda a reducir posibles patógenos.
Una vez en el intestino delgado, el quimo se mezcla con los jugos pancreáticos y biliares, que contienen enzimas como las proteasas, la lipasa y la amilasa pancreática, responsables de descomponer las proteínas, las grasas y los carbohidratos, respectivamente. Además, las bacterias del intestino delgado también producen enzimas que favorecen la digestión de los carbohidratos.
¿Cuáles son las etapas de la digestión?
De una manera fácil y sencilla, las etapas del proceso de la digestión pueden clasificarse como ingestión, digestión, absorción de nutrientes y defecación o eliminación de desechos.
Es decir, durante la ingestión se produce la entrada del alimento en la boca, que será descompuesto por digestión mecánica y química a lo largo del tubo digestivo en moléculas lo suficientemente pequeñas para permitir su posterior absorción. Por otro lado, las sustancias no digeribles son expulsadas como desechos durante el proceso de defecación.
Síntomas de malas digestiones
Puede que, en alguna ocasión, tengamos la sensación de malestar o de que la digestión se ha convertido en un proceso lento y pesado. El origen puede ser atribuido a diversos factores, como la ingesta de una comida copiosa o el acto de comer rápidamente, entre otros, aunque si esa situación es recurrente se recomienda la valoración por parte de un especialista.
Los síntomas pueden incluir una sensación incómoda de plenitud, malestar o cansancio, así como hinchazón, gases o alteración del ritmo intestinal.
Para mejorar nuestra digestión, es esencial seguir una dieta equilibrada y variada, junto con un estilo de vida saludable, intentando mantener unos horarios regulares de comidas y prestar la atención que se merece al proceso de digestión.
Además, en caso de realizar una comida copiosa, es posible consumir dos cápsulas de Resalim Plus, complemento alimenticio a base de extractos de alcachofa, piña, grosella negra y arándano para ayudar a metabolizar comida y bebida. Contiene, asimismo, vitamina B1 y vitamina B6, la cual contribuye a un buen metabolismo energético, de las proteínas y del glucógeno.